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Lo esencial de Spinoza: el monismo.

La filosofía de Baruch Spinoza concibe la realidad, es decir todo cuanto existe, como algo monista, absolutamente monista, e indivisible aunque las formas en que se manifiesta (los “modos”) puedan sugerir otra cosa. A ese algo lo denomina “sustancia”, cuya unicidad es absoluta, y comprende absolutamente todo cuanto existe, no solo lo material sino también lo inmaterial como los pensamientos, la voluntad y las leyes de la naturaleza. La sustancia de Spinoza es pues absolutamente monista, y comprende la totalidad de las cosas pero siempre bajo la forma monista.

Ahora bien, la sustancia es el dios de Spinoza, un dios eterno y no causado (o auto causado), pura naturaleza, y nada de sobrenaturalidad. La sustancia, a más de extensa (es decir, material), también es pensante (actividad no material). Aquí ya se advierte cierta incongruencia, de las muchas que tiene su filosofía, toda vez que la materialidad (la extensividad) y lo espiritual (el pensamiento) constituyen una dualidad, y Spinoza es opuesto a todo dualismo. Esta incongruencia es producto del monismo spinoziano, que no admite la posibilidad de que haya algo allende la sustancia, peor algo sobrenatural, que pueda ser pensante u omnisciente.     

Así pues, las complicaciones que tiene la filosofía spinoziana tienen su origen en su monismo precisamente. Por ejemplo, con su monismo absoluto la causalidad carece de sentido, no existen causas y efectos porque según Spinoza nada depende de nada, y todo es parte de todo. Monismo absoluto, aunque claro, nuestra experiencia de vida nos muestra algo diferente: una realidad pletórica de relaciones causa-efecto. Así mismo, el monismo de Spinoza excluye todo dualismo, siendo que dualismos se observan por todos lados, tanto en lo material como en lo inmaterial de la realidad: positivo-negativo, atracción-repulsión, centrífugo-centrípeto, onda-partícula, mente-cuerpo, verdadero-falso, bueno-malo, etc. 

¿Por qué Spinoza propone un dios tan extraño y heterodoxo que viene a patear el tablero de la Filosofía? ¿Por qué su visión de un dios-sustancia ha de ser más plausible que la del Dios  sobrenatural y trascendente de las religiones monoteístas? Son cuestiones que no aclara.  No descarto la posibilidad de que todo eso se deba a una profunda inconformidad que le causan las aberraciones de ciertas organizaciones religiosas. De ser así, su reacción sería entendible pero inaceptable, pues no es razonable abordar tema tan profundo y arcano como es el de la existencia de Dios con base en circunstancias mundanas, imperfectas y cambiantes, como suele ocurrir en algunas  organizaciones religiosas.

Publicado enFilosofía y Religión

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