La quinta vía tomista dice que hay cosas que no tienen conocimiento, como los vegetales, y sin embargo obran en dirección a un fin, agregando que si obran en dirección a un fin pese a no tener conocimiento, quiere decir que lo hacen dirigidas por alguien externo a ellas que sí tiene inteligencia y conocimiento. Ese alguien, dice el autor, es Dios.
Quienes niegan validez a esta quinta vía dicen que las cosas, todas las cosas, manejan información, y por lo tanto tienen conocimiento endógeno sin necesidad de que algo exógeno las guíe hacia una determinada finalidad o propósito. Pero ojo, esta argumentación implicaría que las cosas tienen no solamente conocimiento sino también poder, voluntad y libertad, pues poder, voluntad y libertad -además del conocimiento- son necesarios para manejar información y enrumbarse en una determinada dirección.
Pensemos en un joven árbol en lo profundo de la selva compitiendo con los demás árboles de su entorno para alcanzar la luz solar y desarrollarse. Quienes niegan la validez de esta vía dirían que el arbolito maneja información que lo lleva a buscar la luz. Pero hay otra línea de pensamiento, tanto o más razonable que la primera: el arbolito no maneja información ni ejerce voluntad alguna para alcanzar la luz, simplemente está sujeto a leyes naturales que él no crea ni controla.
Otra objeción que suele hacerse a esta quinta vía es la de que el orden y la perfección de la naturaleza en realidad no son tan perfectos como para creer que provienen de un ser perfecto, como lo demuestran las imperfecciones, las miserias y las crueldades que existen en la naturaleza (naturaleza que nos incluye a nosotros mismos y a otros seres vivos). Todo eso, se aduce, muestra que el funcionamiento del universo se realiza al margen de cualquier finalidad buena y, en general, al margen de cualquier finalidad.
Esta objeción tiene un error de interpretación respecto al pensamiento tomista. Básicamente la quinta vía no se enfoca en la noción de perfección, noción cuyo análisis sería materia de otras consideraciones, sino en la de finalidad, es decir, la cuestión de cómo explicar que las cosas que carecen de conocimiento, tienden, sin embargo, a determinada finalidad, más allá de lo buena o mala que esta finalidad nos parezca. Si Dios no existiera ¿cómo explicar la presencia de esa finalidad? Al igual que las otras vías tomistas, la quinta también es sólida.
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