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Perdónanos nuestras ofensas…

…así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. ¿Qué implica esta forma de expresión que pone en relación el perdón que pedimos a Dios con el que damos a nuestros semejantes? Me he preguntado por qué Jesús nos enseñó a pedir perdón a Dios de esta manera. Trataré de responderme a mí mismo.

Se me ocurre que puede ser una suerte de alegato: que es justo que tú Señor nos perdones nuestras ofensas porque nosotros también perdonamos a los que nos ofenden. También podría ser la asunción de un compromiso: nos comprometemos ante ti Señor, a perdonar a los que nos ofenden en reciprocidad al perdón que tú nos das. O quizás tenga un sentido de obligación moral general: ante el perdón que recibimos de ti lo menos que podemos hacer es que nosotros también se lo otorguemos al prójimo, por lo cual asumimos ese compromiso.

Pero cualquiera que sea el alcance de esa forma de expresión, lo cierto es que el perdón que damos a nuestros semejantes es algo noble, que exige no poca fortaleza moral para hacerlo, y que incluso, en casos de ofensas atroces y devastadoras, tal vez no sea humanamente posible perdonar. Sencillamente no sé cuál es el alcance de la expresión, pero evidentemente es un noble alcance.

Poe otra parte, es claro que una cosa es perdonar, y otra muy diferente, olvidar. Me luce que, salvo casos excepcionales, como los arriba mencionados, perdonar es más factible que olvidar, pues olvidar está más allá de nuestra voluntad. También es necesario tener en cuenta que el compromiso de perdonar al prójimo es a nivel personal, no al nivel del conjunto social, si lo fuera a este último nivel lo que estaría haciendo la organización social es tutelar el mal, salvo excepciones. El orden social no sería orden sino caos; los juicios de Nuremberg habrían sido una farsa.   

Publicado enFilosofía y religión

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