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Suele preguntarse qué relación puede haber entre la física cuántica y la existencia de Dios. Si es sincera, la pregunta sería muy importante y absolutamente pertinente, pues tal relación sí que existe. En efecto, la física cuántica refuerza nuestra percepción de que existe una Mente Infinita, pues solo una mente así puede ser capaz de crear y organizar un universo a partir de partículas aleatorias, sin masa, puramente energéticas. Entonces, veamos algo de la llamada “sopa cuántica”.
La física cuántica dice que la consistencia (consistir en) última de la materia es energía, pura energía. Esta consistencia se presenta como partículas energéticas elementales, sin masa, con probabilidades de aparecer y desaparecer de manera aleatoria, es decir, sin certezas, tanto más cuanto que además son duales pues funcionan ora como partículas y ora como ondas, lo cual agrega otro factor de incertidumbre.
Ahora bien, ¿cómo se explica que esa “sopa cuántica” de partículas sin masa, en la que reina la incertidumbre, sea la base del universo físico que conocemos, en el cual más bien reinan las certezas dadas por las leyes de la naturaleza? Si en últimas, nuestra fisicidad y la de las cosas que nos rodean está compuesta de objetos inmateriales que aparecen y desaparecen al azar, ¿cómo se explica la realidad que nos rodea y de la cual formamos parte? Es razonable pensar que algún patrón o modelo deben seguir las partículas cuánticas para agruparse y hacer surgir lo que, prima facie, nos parece materialidad, bien sea la de un gusano o la de una galaxia.
En cualquier caso, patrones de comportamiento son absolutamente necesarios para crear la realidad a partir de la sopa cuántica. En efecto, no es razonable creer que esas partículas, que son pura energía, aleatorias e impredecibles, sean capaces de crear por su cuenta el mundo físico sin seguir un guion pre establecido que las guíe. Sirva como analogía la actividad que realizan las células del zigoto humano para formar los órganos del hombre, actividad en la que también debe haber algo que las guíe para formar todos y cada uno de los órganos del cuerpo humano.
Por otra parte, esos patrones, guiones o modelos conllevan diseño, y éste, por su parte, implica entendimiento, objetivos y voluntad. ¿Cómo surgieron los patrones de la naturaleza? ¿Puede el dios de Spinoza, por ejemplo, que carece de entendimiento, voluntad y objetivos, generar y echar a andar los modelos cuánticos para crear la fisicidad? La razón dice que solo una mente infinita es capaz de hacerlo, directamente o mediante la dotación de información a la energía. No el dios spinoziano, no la naturaleza naturante, porque, según el propio Spinoza, su dios no tiene entendimiento, voluntad ni objetivos. Así pues, la pregunta es pertinente y crucial; la relación entre lo cuántico y Dios es por demás evidente.
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