- Introducción.
Sin intermediarios, simplemente entre tú y yo; siendo yo lo que soy: solo yo, sin más. Y siendo tu aquel “yo soy el que soy”, magistral síntesis de tu existencia, tu esencia y tu nombre. Así, sin intermediarios, que suelen ser espurios en unos casos o simplemente no idóneos en otros. ¿Soberbia inaudita, absurda, delirante tal vez? No, porque solo aspiro a una relación personal límpida, sin ruidos culturales que interfieran, y sin aberraciones que distorsionen mi naturaleza más básica o la arcana e inextricable naturaleza tuya. Entonces, nada de soberbia absurda y delirante. Además, mi yo representa al nosotros, no al de todos por supuesto, pero sí al nosotros de aquellos que son de limpio y sincero corazón, y sienten la necesidad de una relación personal renovada, racional, abierta y clara, contigo. No pretendo que dialogues conmigo, eso sí sería soberbia inaudita. La forma de comunicarte con tus creaturas es de tu absoluta incumbencia, de tu absoluta soberanía. Solo pretendo una reflexión unilateral sobre tu existencia, y en especial sobre mi relación personal contigo. Tampoco pretendo saltarme a la garrocha a Jesús, por el contrario, siendo él tu mensajero, reconozco que él es un intermediario idóneo, el más idóneo que uno pueda imaginar, y que mi relación personal contigo se ha de basar siempre en su magisterio. Seguir leyendo →